Desde mi corondel: Sánchez mantiene
el bloqueo institucional
Por Agustín Ferrer Ortiz
Dos investiduras fallidas a las que hemos asistido desde las
elecciones generales del 20-D, la primera de Pedro Sánchez líder del PSOE que
se presentó ante la negativa de Mariano Rajoy que no contaba con los apoyos
suficientes para gobernar después de haber ganado unas elecciones con un margen
muy limitado y la segunda del propio Rajoy que tras una segunda ronda
electoral, no sólo volvió a ganar con más escaños, sino que con unos apoyos,
eso sí, insuficientes que llegaban a los 170 escaño que aún no le permiten
gobernar ni en minoría ante el fraude electoral y democrático por parte del
socialista empeñado en su “no, es no” por un odio visceral y atroz contra el
popular.
Desde mi punto de vista, que coincide con una gran mayoría, el gran
culpable de esta estafa a la Democracia y al pueblo español, el culpable de
este atentado contra la libertad del derecho de los ciudadanos a elegir
libremente cuando no se está respetando su voluntad y de este bloque
institucional es Pedro Sánchez que ha demostrado que España no está en su
agenda personal más que como medio para usarla, llegar y tocar poder porque al
mismo tiempo Sánchez disfruta con una España en funciones mientras los demás
tememos que su bloqueo afecte al crecimiento y empleo y nos condena a repetir
de nuevo las elecciones en una más que segura tercera consulta en los días de
Navidad.
El socialista está creando una grieta dentro del propio seno del PSOE
que no entienden lo que está haciendo y menos el daño que les va a costar de
cara a unas terceras elecciones a tenor de los datos que ofrecía el CIS ya
presagiando esta situación y que mermará en mucho el número de votantes que se
mantendrán fieles que en la convocatoria última no llegó a los 6 millones de
votantes y que estos incluso le están pidiendo al propio candidato que abandone
su egoísmo y vote abstención para que España tenga un gobierno y se rompa ese
bloque institucional que perjudicará muy gravemente a España que ya sufre las
consecuencias fuera de nuestras fronteras y que sufrirá un daño irreversible
por el cinismo de un egoísta que viene demostrando día a día y a cada instante
y que puede llegar a romper el PSOE ante la debilidad de los barones por
contener las aspiraciones de quien no está capacitado para gobernar y de quien
es un lastre para el propio partido.
José Luis Rodríguez Zapatero,
el menos capacitado para hablar ya que es el que nombró a Sánchez su sucesor
conociendo su estampa, ha aseverado que “unas terceras elecciones menoscabarían la confianza de los ciudadanos en los
políticos” y continua diciendo que “aboga por un pacto entre
partidos para desbloquear la falta de Gobierno en España, iniciativa que los electores «sabrán valorar” y le
deja bien claro a su pupilo que “pactar no es traicionar”. Exacto, así es, pero
lo que está haciendo Sánchez es una traición al Estado y al sistema democrático
ante su empeño de querer ser presidente cueste lo que cueste y caiga quien
caiga lo que nos llevaría a tener el peor presidente y sin duda un impotente
gestor que se enfrentaría constantemente al Partido Popular, que hay que
recordar tiene mayoría absoluta en el Senado y que frenaría cualquier ley que
pretendieran.
Y ahora dice Pedro Sánchez que se
ofrece para “liderar un gobierno limpio,
social y justo”, pero la pregunta es para esta alternativa que va a
hacer con los inaceptables peajes que necesita para gobernar, cómo va a atender
a las exigencias de los separatistas catalanes o a las manipulaciones de dudosa
higiene política de Podemos y su cabecilla Pablo Iglesias, quien pretenderá ser
vicepresidente y controlar las carteras más importantes así como estamentos tal
como el CNI o el CIS. Un verdadero galimatías que no le va a dar opción para
gobernar ya que por otro lado el PSOE está dispuesto a pasarle por la
guillotina tras las elecciones en Galicia y País Vasco el 25 de septiembre en
un congreso extraordinario del partido. Lo que está claro es que PSOE +
Ciudadanos + Podemos nunca será una coalición viable por mucho que se empeñe
Pablo Iglesias con una nula credibilidad política pese a su verborrea
universitaria.
Y otra grave consecuencia de esta
ineptitud es que a los españoles nos va a costar más de 500 millones de uros si
llegamos a unos terceros comicios, dinero que evidentemente sale del bolsillo
del contribuyente y que nuestros políticos están malgastando de forma criminal,
y si, digo criminal porque es un crimen contra la ciudadanía, contra el pueblo
soberano que no tiene porque soportar las imbecilidades e ineptitudes de un
individuo abocado al fracaso y que se sostiene por su maldito ego arrastrando a
los suyos por el mismo calvario de la humillación y la derrota, especialmente
sus allegados que creen que serán ministrables en un gobierno formado por
socialistas e izquierda radical, un coctel molotov que estallará en pocos días
si se llega a formar.
Pero hay una lectura a todo esto
y es que es urgente cambiar la Constitución de manera que en un futuro gobierne
la lista más votada y que no se necesite de cambalaches circenses como los que
hemos estado viendo y donde otro elemento como Ciudadanos con Alberto Rivera al
frente ha querido jugar una partida en la que sigue siendo un claro perdedor
porque tampoco en la segunda convocatoria le fue mejor que al candidato
socialista y perdió un considerable número de escaños que regresaron al Partido
Popular porque eran votantes de la formación azul en un principio cabreado con
Rajoy pero después hasta los mismísimos de las actuaciones infantiles del
catalán que más parecía un gallego pues nunca sabes si va o viene y menos con
su estilo de hoy digo una cosa y mañana digo otra.
Y si me permiten para finalizar,
para sanear en estos momentos el Congreso, todos estos líderes deberían
abandonar la primera línea y dejar paso a quienes puedan realmente trabajar sin
odio entre ellos y mirando por el futuro de España. No Rajoy, no Sánchez, ni
Rivera ni el propio Iglesias pueden repetir tras los fracasos obtenidos aunque
vivimos en un país de chupópteros incapaces de soltar la poltrona y menos la
teta del estado.
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