jueves, 30 de junio de 2016


Desde mi corondel: ¿Y ahora qué?
 
Por Agustín Ferrer Ortiz
Ya hemos votado y lo hemos hecho por segunda vez en seis meses, algo que es la segunda vez que sucede en España por culpa de la negligencia de una casta política innombrable, egoísta, ambiciosa y ansiosa de poder que se topó con el muro de la verdad, un muro que los colocó en su sitio y que salvó el cuello al Partido Popular que había sido la fuerza ganadora y por tanto la legitimada para gobernar si en España se respetara el hecho de que debe gobernar la lista más votada, pero el radicalismo político que mira por si mismo actúa según sus ambiciones y solo les interesa cuando es posible hacerlo con fuerza desde la izquierda pero si es para la derecha ya sabemos en que acaba todo este tinglado.
Lo mejor que sin duda tiene el juego de la democracia, es sin duda la libertad que nos brinda para elegir libremente a quien queremos que maneje el timón de nuestro país, por desgracia, ese mismo juego hace extraños amigos de viaje, PSOE con Ciudadanos en un juego sin paragón de socialistas con ex populares chaqueteros o el de Izquierda Unida con Podemos que lo único que tienen en común es querer llamarse comunistas puesto que ninguno de los dos líderes lo son como realmente se debe definir a un comunista, estos son más bien tecnócratas del chavismo.
Pero dentro de este fantástico juego que nos ofrece la democracia al poder votar, son las sorpresas que uno se puede llevar y es que cuando vemos los datos preelectorales nos llevamos la mano a la cabeza y nos asustamos en demasía al observar lo que según esos datos nos puede deparar el futuro y eso nos pasaba cuando creíamos en el “sorpasso” que Unidos Podemos podía hacer sobre el PSOE y que al final para el bien de España y para una buena salud de la democracia no se dio y dejó a la formación de Pablo Iglesias totalmente descolocada y a Izquierda Unida con un Alberto Garzón que más que tocado está hundido porque los resultados han sido terribles, como también lo fue para las confluencias que apoyaban esta 8unidad e incluso algún líder o lideresa deseando irse a Madrid pensando en algún ministerio, como es el caso directo de la líder de la formación valenciana Compromís, Mónica Oltra que ha sido duramente castigada en Valencia volviendo a colocar al PPCV de Isabel Bonig en el lugar que le corresponde después de que fueran castigados por culpa de la corrupción.
Ciudadanos ha perdido 350.000 votos y Ahora Podemos 1.000.000; es decir, 1.350.000 votos vuelven a los antiguos partidos algo que personalmente venía yo anunciando desde diciembre en las redes sociales porque era lo sensato y lo lógico a tener de las formas de actuar de estas formaciones nuevas e inexpertas. Lo que no es de recibo es que entre el PSOE y Ciudadanos quieran cambiar las reglas del juego e impedir que sea Rajoy quien ganando las elecciones con cerca de 8 millones de votos, no pueda ser presidente por el odio visceral que los candidatos de centro izquierda le tienen, pero claro ya sabemos que en el caso de Ciudadanos lo que prospera en esa formación son los chaqueteros o viejas camisas azules o color naranja y no porque hayan desteñido que incluso en su poca clase cogen como símbolo el logo del mundial de futbol, el famoso “Naranjito”.
Ahora toca volver a negociar para crear un gobierno fuerte y estable que saque a España de la parálisis total en la que está sumida desde el 20 de diciembre y tanto Padro Sánchez como Albert Rivera tendrán que bajarse del burro y pactar con Mariano Rajoy para que este gobierne en minoría o bien en una coalición del PP+PSOE+Ciudadanos que sería incluso beneficioso porque entonces sí uno puede ser el moderador del gobierno. Albert Rivera debe dejar de lado su despotismo, su soberbia mal entendida que le lleva a mentir más que habla y a donde digo diego dije digo mareando y engañando a los suyos que al final le dejarán solo y será un partido con tendencia a desparecer como le está pasando a otras formaciones.
Creo que como resumen final y aprovechando las expresiones de una colega, yo diría lo mismo porque creo que es la forma más clara de definir lo que ha sido en realidad estas segundas elecciones generales: PP el “sorpresón” (ni en Génova esperaban de lejos este resultado), PSOE un “castañazo”, Podemos un “gatillasso” y Ciudadanos un buen “tortazo”.
 
 

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