Desde mi corondel: ¿Y ahora qué?
Por Agustín Ferrer Ortiz
Ya hemos votado y lo hemos hecho por segunda vez en seis meses, algo
que es la segunda vez que sucede en España por culpa de la negligencia de una
casta política innombrable, egoísta, ambiciosa y ansiosa de poder que se topó
con el muro de la verdad, un muro que los colocó en su sitio y que salvó el
cuello al Partido Popular que había sido la fuerza ganadora y por tanto la
legitimada para gobernar si en España se respetara el hecho de que debe gobernar
la lista más votada, pero el radicalismo político que mira por si mismo actúa
según sus ambiciones y solo les interesa cuando es posible hacerlo con fuerza
desde la izquierda pero si es para la derecha ya sabemos en que acaba todo este
tinglado.
Lo mejor que sin duda tiene el juego de la democracia, es sin duda la
libertad que nos brinda para elegir libremente a quien queremos que maneje el
timón de nuestro país, por desgracia, ese mismo juego hace extraños amigos de
viaje, PSOE con Ciudadanos en un juego sin paragón de socialistas con ex
populares chaqueteros o el de Izquierda Unida con Podemos que lo único que
tienen en común es querer llamarse comunistas puesto que ninguno de los dos
líderes lo son como realmente se debe definir a un comunista, estos son más
bien tecnócratas del chavismo.
Pero dentro de este fantástico juego que nos ofrece la democracia al
poder votar, son las sorpresas que uno se puede llevar y es que cuando vemos
los datos preelectorales nos llevamos la mano a la cabeza y nos asustamos en
demasía al observar lo que según esos datos nos puede deparar el futuro y eso
nos pasaba cuando creíamos en el “sorpasso” que Unidos Podemos podía hacer
sobre el PSOE y que al final para el bien de España y para una buena salud de
la democracia no se dio y dejó a la formación de Pablo Iglesias totalmente
descolocada y a Izquierda Unida con un Alberto Garzón que más que tocado está
hundido porque los resultados han sido terribles, como también lo fue para las
confluencias que apoyaban esta 8unidad e incluso algún líder o lideresa
deseando irse a Madrid pensando en algún ministerio, como es el caso directo de
la líder de la formación valenciana Compromís, Mónica Oltra que ha sido
duramente castigada en Valencia volviendo a colocar al PPCV de Isabel Bonig en
el lugar que le corresponde después de que fueran castigados por culpa de la
corrupción.
Ciudadanos ha perdido 350.000 votos y Ahora Podemos 1.000.000; es
decir, 1.350.000 votos vuelven a los antiguos partidos algo que personalmente
venía yo anunciando desde diciembre en las redes sociales porque era lo sensato
y lo lógico a tener de las formas de actuar de estas formaciones nuevas e
inexpertas. Lo que no es de recibo es que entre el PSOE y Ciudadanos quieran
cambiar las reglas del juego e impedir que sea Rajoy quien ganando las
elecciones con cerca de 8 millones de votos, no pueda ser presidente por el
odio visceral que los candidatos de centro izquierda le tienen, pero claro ya
sabemos que en el caso de Ciudadanos lo que prospera en esa formación son los
chaqueteros o viejas camisas azules o color naranja y no porque hayan desteñido
que incluso en su poca clase cogen como símbolo el logo del mundial de futbol,
el famoso “Naranjito”.
Ahora toca volver a negociar para crear un gobierno fuerte y estable
que saque a España de la parálisis total en la que está sumida desde el 20 de
diciembre y tanto Padro Sánchez como Albert Rivera tendrán que bajarse del
burro y pactar con Mariano Rajoy para que este gobierne en minoría o bien en
una coalición del PP+PSOE+Ciudadanos que sería incluso beneficioso porque
entonces sí uno puede ser el moderador del gobierno. Albert Rivera debe dejar
de lado su despotismo, su soberbia mal entendida que le lleva a mentir más que
habla y a donde digo diego dije digo mareando y engañando a los suyos que al
final le dejarán solo y será un partido con tendencia a desparecer como le está
pasando a otras formaciones.
Creo que como resumen final y aprovechando las
expresiones de una colega, yo diría lo mismo porque creo que es la forma más
clara de definir lo que ha sido en realidad estas segundas elecciones
generales: PP el “sorpresón” (ni en Génova esperaban de lejos este resultado),
PSOE un “castañazo”, Podemos un “gatillasso” y Ciudadanos un buen “tortazo”.