Por Agustín Ferrer Ortiz.-
¿Qué hay qué hacer para que el PSPV de Ximo Puig deje de mentir y expulse a estos imputados? Es una lástima que la política se haya convertido en una caza de brujas en vez de una lucha constante y sin tregua por el bien de los ciudadanos a quienes representan y a quienes deben responder, porque si mal está que el Partido Popular este inmerso en una guerra interna de una noche de cuchillos largos, no es menos cierto que los socialistas deberían comenzar por hacer una limpia o una línea roja en la sede de Bolserias.
A Ximo Puig, candidato a
Presidente de la Generalitat Valenciana, se le hace la boca agua
fotografiándose con Sánchez y criticando al Partido Popular y su corrupción y
lo mal que han hecho las cosas en Valencia y que ellos serán los salvadores de
la Comunitat Valenciana mientras por detrás va echando la basura de su partido
bajo la alfombra, pero lo que no sabe este elemento, es que la sociedad si algo
tienen, es que no es tonta y no se deja engañar tan fácilmente como él pretende
hacer creer o el mismo se cree en su ceguedad política.
Parece ser que en política
el todo vale de una guerra sucia es la tónica que imperará a lo largo de la
próxima campaña electoral por parte de la izquierda radical valenciana,
incluidos los chicos del PSPV contra el Partido Popular, que como siempre
quiere ir de bueno en estas historias y juega al callar y no mover la mierda,
cuando no se dan cuenta que la que mueven de ellos les está perjudicando
notoriamente, aunque sabemos a ciencia cierta que ellos esperan los datos
finales, el resultado definitivo que obtenga el partido de Rovira “Ciudadanos”,
para poder subirse a esa tabla de salvación y mantenerse en el poder en
Valencia, la Generalitat y por supuesto en algunos municipios importantes como
Xàtiva, pero yo me pregunto ¿Es esta la forma digna de estar en política?
¿Esperando a hacer pactos? Ahora ya callan en el PP aquello de la lista más
votada y es que seguramente se han dado cuenta que en muchas localidades, como
las mencionadas, la lista más votada no va a ser la de ellos y por tanto buscan
el comodín del pacto en esta nueva partida.
Pero volvamos al asunto. El
PSPV mantiene a diversos imputados en casos judiciales en las listas
electorales, lo que supone que apoya la corrupción y la mentira dentro de su
partido, que toleran que aquellos sujetos que han cometido delitos, se
presenten como alcaldes de sus municipios. Esto demuestra que la vara de medir
que usan en Bolserias no ni por asomo la más democrática ni mucho menos la más
ética, que en absoluto lo es ni moralmente ni políticamente, lo que deja a Puig
a los pies de los caballos. El verbo
presente del tolerante de la corrupción en el PSPV y que pretende ser lo
contrario atacando al PP se refiere. Difícil es creer en un personaje así que
se oculta tras la mentira y tras la mafia de la corrupción para mantener su
puesto al frente de un partido que en la Comunidad Valenciana pasará a ser la
tercera o incluso cuarta fuerza política por detrás de Ciudadanos y de
Compromís.
Un partido que se presenta
ante la ciudadanía como ejemplo intachable e incansable de luchador contra la corrupción, no puede
estar inmerso en causas judiciales a nivel regional y a nivel Nacional. Un
partido al que le están exigiendo dimisiones para poder pactar estabilidad
política. Un partido que antes de mirar la paja en el ojo ajeno debe mirar la
viga en el suyo propio. Un partido que debe hacer una reflexión profunda de su
ética moral y política antes de ponerse a criticar lo que hacen sus
contrincantes y no puede cubrir su basura bajo la alfombra del “y tú más”,
esperando que la sociedad sea estúpidamente incrédula y trague con la mentira
socialista, con el engaño socialista y que por ende les permita mantenerse en
sus poltronas o conseguir los ansiados sillones que les están siendo negados
por parte de los votos de los ciudadanos que son en definitiva quienes deciden
quién debe gobernar. Por eso el PSPV en la Comunidad Valenciana va de fracaso
en fracaso malgastando los fondos económicos de sus afiliados ante la torpeza
de los últimos dirigentes desde la época de Joan Lerma, especialmente Joan
Ignasi Pla, Jorge Alarte y por supuesto Ximo Puig cuyo carisma y talante
catalanista le hacen perder en las apuestas a sucesor del actual presidente
Alberto Fabra que tiene también los días contados.
Un partido que exige como
slogan una democracia limpia, debe ser el primero en dar ejemplo de esa
limpieza, de esa higiene que es tan necesaria en nuestra vida política y por lo
tanto, debería tener una línea roja que avale esa limpieza que pretenden en los
demás pero que tan para los suyos. Mientras esto no sea un hecho, mientras el
PSPV no haga una limpia de despachos y empiece a expulsar a sus corruptos o a
apartarlos de la primera línea de la vida pública, nunca podrá ser un partido
digno de ser tenido en cuenta y mucho menos un partido del cual fiarse.
Ximo Puig tiene una partida
muy difícil que jugar porque en ella se juega lo poco que le queda de dignidad
política, a él y al propio PSPV.
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