Las elecciones autonómicas
dejarían la Generalitat en manos del tripartito
Agustín Ferrer Ortiz.-
PSPV, Compromís y EUPV deben
estar frotándose las manos con los sondeos que se han publicado recientemente y
que pese a otorgar la victoria al Partido Popular en la Comunidad Valenciana,
este no podrá gobernar si el tripartito se materializa, algo que debe hacernos
recapacitar ante lo alarmante de la situación y lo negativo que va a ser para
la Comunitat Valenciana ante esa avalancha de ideales catalanistas que nos
vienen regalando a diario los tres partidos de la izquierda valenciana.
Me dan verdadero pánico las
iniciativas, algunas ya las conocemos desde hace mucho tiempo, que tanto Ximo Puig como Enric Morera puedan
tomar y lo mucho que perjudicaran estas a las señas de identidad valencianas.
Ya sabemos de su implicación en todo aquello que concierne al catalanismo valenciano,
la influencia que especialmente Compromís tiene y su amor sin condiciones al
imperialismo fascista (como ellos) de la Cataluña de Artur Más y CiU quienes
apoyan económicamente, con el beneplácito de estos, a entidades catalanistas radicadas en Valencia.
Según esta encuesta, al partido
de Fabra no lo salvaría ni siquiera un acuerdo con la UPyD de Rosa Diez quien
dudo mucho pactara con la derecha para formar un gobierno cerrando la puerta al
tripartito puesto que este partido no obtendría una representación suficiente
que permitiera a Alberto Fabra seguir siendo el Presidente de la Generalitat
Valenciana.
Y es que el PP en Valencia va a
pagar caro, muy caro los desmanes económicos y políticos de los últimos años
con una nefasta gestión por parte del ejecutivo de Francisco Camps y el
descontrol de Alberto Fabra a quien le ha venido excesivamente grande la camisa
del Consell y no ha sabido poner freno a la herencia recibida basada en el
gasto de despilfarro descontrolado, algo que la ciudadanía no perdona pues se
trata del dinero de los impuestos pagados y lo malo es que la mala gestión del
Partido Popular en la Genralitat Valenciana, arrastra en el desastre a la buena
gestión de otras entidades que incluso cierran el balance económico del pasado
ejercicio con superávit.
El Partido Popular en la
Comunidad Valenciana aún tiene por delante un poco de tiempo que debe saber
aprovechar para dar la vuelta a las encuestas aunque sinceramente las ahora
presentadas no son cien por cien fiables ya que tras estas está la mano del
PSOE por lo que cabe esperar que la realidad sea otra aunque muy ajustada a
tener de los comentarios que se pueden escuchar en las calles e incluso en las
redes sociales. Pero sinceramente la cuesta de enero que le espera a este partido
va ser muy larga, muy dura, especialmente por la factura que les va a pasar el
cierre del ente televisivo RTVV-Canal 9,
que si bien sabemos todos que era el PSPV en la época de Jorge Alarte y
posteriormente con Ximo Puig los que ya tenían planeado este cierra, ha sido el
Gobierno de Fabra el que ha cogido el toro por los cuernos y echó la llave a
una empresa que era un saco sin fondo en gastos y sueldos impresionantes
totalmente injustificados y, como por desgracia no han sabido explicarlo a la
sociedad, esta está viendo otra versión muy diferente, la que el tripartito ha
querido vender y ha sabido vender.
Lo que tiene que tener clara la
ciudadanía valenciana es que un gobierno tripartito no es la mejor opción y
conociendo a estos políticos cuya talla no es precisamente la de grandes genios
de la política municipal y autonómica, acabará como el rosario de la aurora,
con desacuerdos y peleas internas como sucede ya en muchos municipios donde
gobiernan en coalición y donde los resultados están siendo escandalosamente
pésimos, lo que augura que si estos forman el Consell, la cosa hará aguas en un
plazo no superior a los dos años.
Así que de todo lo malo que
tenemos en la Comunidad Valenciana la única opción válida la tenemos en un
Partido Popular obligado a reestructurarse y reformarse con un cambio de líder
con capacidad y solvencia política para resolver los problemas de nuestra
región. Lo que está claro es que Alberto Fabra, que fue impuesto por el dedo de
Rajoy no es un hombre con el talante suficiente para resolver los problemas y
no es suficiente un lavado de cara apartando de su escaño a aquellos supuestos
que están supuestamente enzarzados en causas de corrupción. El Partido Popular
necesita un cambio radical y sinceramente, actualmente a la vista de lo que anda
por la sede de la calle Quart, es bastante complicado por no decir imposible
que veamos un cambio de este índole.